Me descubro hoy después de más de siete años, invadida de perfumes, de naturaleza, de fórmulas, algunas simples, otras más complejas, diría que formular se asemeja a la vida misma. A veces pensamos que el servicio que entregamos o compartimos con la comunidad es para los otros, y pensamos cuánto de eso es para nosotros? Desde dónde nace lo que creamos? Si pienso en el proceso que recorre cada ingrediente hasta llegar a mis manos, todo me parece maravilloso; viniendo cada uno de ellos de todas partes del mundo, Tailandia, Francia, China, Italia, tanto recorrido, tanto proceso, manos que han intervenido para que eso pudiera llegar hoy a mi... Y gracias a la naturaleza que es tan bondadosa para quien sabe cuidarla y utilizarla con respeto, ella que es pura abundancia y medicina.
El proceso de la alquimia me empapa de su magia; yo me siento quien mezcla y decide qué con qué, pero muchas veces siento que soy yo para ella el instrumento, el medio. Y me pregunto, un medio para qué? Para hacer productos que hacen bien a la gente? Para ayudar a que la tierra sea un lugar más sustentable? Para sanar yo y transformarme en cada proceso de fabricación?
Cada proceso de profundización deja más preguntas que certezas, y muchas sensaciones; esa es quizá la única certeza que me guía a estar horas en el laboratorio, sumergida en completo presente. Cuando eso sucede me siento poderosa, mis propias manos creando a puro sentir algo que va a transformar la vida de un otro; y ese poder no viene de un lugar de superioridad, viene de sentir en lo profundo del corazón que yo y vos tenemos el poder de entregar al mundo algo que nos haga felices a nosotros y que le sirva y ayude a los otros también.
En esta Red que se teje dando y recibiendo veo la misma perfección que observo en la naturaleza y en sus plantas, en sus frutos y en su medicina. Pues así me dispongo a su servicio, ella me habla en lenguajes que a veces no comprendo desde el intelecto, es ahí cuando mi maga interna me guía y habitan en mí voces de antaño que me recuerdan la sabiduría que albergo desde hace vidas, las verdades del origen, de las eras. Y así como en cada proceso de fabricar, donde un elemento se transforma en otro y deja de ser lo que era para ser algo nuevo, dejo que afloren en mí, me permito morir y resucitar, como la constante de la vida. Es así como cada entrada en el laboratorio me habla y me muestra la vida misma, porque para quien sabe ver, el universo nos habla en cada acto, en cada objeto, en cada planta, en cada ser...
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